Hemos vivido nuestra primera acampada de Navidad
Acampada de Navidad. Primera de nuestra pequeña historia.
De regreso a Valladolid, las caras de los Lobatos lo dicen todo, desde el primer minuto lo pasamos muy bien. Las actividades se siguieron según lo programado. Desde la ceremonia de entrega de pañoletas a nuestros amigos recién llegados, juegos, talleres de socorrismo, nuestros primeros nudos, disfrutar de la naturaleza, en fin, aprovechamos los días en un círculo de hermandad y alegría. A pesar del fresco típico de nuestra tierra en el mes de Diciembre disfrutamos en la naturaleza observando la orilla del río Pisuerga, el ecosistema del bosque de ribera nos ofreció muchas sorpresas, desde el lento vuelo de la garza real, y otras aves, a la fuerza del agua en el salto de la central donde los troncos de árboles caídos al cauce eran azotados en el borde del azud.
Los chavales también acogieron a un amigo felino que nos acompañó en nuestra salida, compartiendo algo de baja temperatura que soportamos perfectamente.
Siendo además los días previos a Año Nuevo los chavales nos deleitaron con un motón de actuaciones, bailes, y pequeñas representaciones, muy divertidas que disfrutamos con muchas ganas.
En fin han sido unos días muy intensos, que repetiremos muchas y muchas veces.
De regreso a Valladolid, las caras de los Lobatos lo dicen todo, desde el primer minuto lo pasamos muy bien. Las actividades se siguieron según lo programado. Desde la ceremonia de entrega de pañoletas a nuestros amigos recién llegados, juegos, talleres de socorrismo, nuestros primeros nudos, disfrutar de la naturaleza, en fin, aprovechamos los días en un círculo de hermandad y alegría. A pesar del fresco típico de nuestra tierra en el mes de Diciembre disfrutamos en la naturaleza observando la orilla del río Pisuerga, el ecosistema del bosque de ribera nos ofreció muchas sorpresas, desde el lento vuelo de la garza real, y otras aves, a la fuerza del agua en el salto de la central donde los troncos de árboles caídos al cauce eran azotados en el borde del azud.
Los chavales también acogieron a un amigo felino que nos acompañó en nuestra salida, compartiendo algo de baja temperatura que soportamos perfectamente.
Siendo además los días previos a Año Nuevo los chavales nos deleitaron con un motón de actuaciones, bailes, y pequeñas representaciones, muy divertidas que disfrutamos con muchas ganas.
En fin han sido unos días muy intensos, que repetiremos muchas y muchas veces.
